Parte II. Tema I.I MUNDO DEL TABACO. Escolares y Colegiales

Percepciones, conocimientos, creencias, y hábitos asociados al consumo de Tabaco

Escolares 4to, 5to, 6to grado educación primaria.
Colegiales 8vo, 9no, 10mo año de educación diversificada.

Actualmente, los segmentos poblacionales de escolares y colegiales del país, poseen una concepción diferenciada respecto al mundo del tabaco, ya que su consumo está ligado a la exposición tanto familiar como social de dicha sustancia en edades más tardías, es decir durante la adolescencia.

Lo anterior, deriva en un conocimiento muy básico del tabaco y sus consecuencias por parte de los escolares, quienes han tenido un acceso limitado o nulo, ya que en su mayoría no tienen contacto directo con consumidores de tabaco, debido a que con frecuencia en su círculo familiar o de amigos no fuma o no se hace delante de ellos, y en ocasiones incluso se les oculta.

Por su parte, los adolescentes colegiales al ingresar a la educación secundaria y alcanzar cierta edad -después de los 14 años-, donde los límites o restricciones en el hogar cambian o se adaptan, se entra a un mundo social nuevo, donde el círculo se amplía a la participación en eventos grupales o colectivos de manera más frecuente. Por otro lado, en los hogares sus padres muestran una apertura para comunicarles y efectuar un consumo de tabaco delante de ellos, lo cual deriva en una exposición directa al mismo.

Lo anterior, influye de manera importante en las percepciones, conocimientos, creencias y hábitos que estos dos segmentos poblacionales poseen respecto al consumo del tabaco hoy.

En general hay un rechazo homogéneo hacia el consumo de tabaco, una política personal de cero tolerancia antes el cigarrillo y lo que esto conlleva. La imagen se caracteriza de una manera lúgubre, desolada, contaminada y triste.

NO CIGARROS por favor! es la reacción tendiente, algunos de ellos fumadores pasivos en el pasado por sus padres.

La percepción negativa se mantiene, ya que se asocia el tabaco con aspectos como delincuencia, alcohol, consumo de otras drogas como cocaína, marihuana, entre otros, y también de manera paralela, con contextos familiares muy difíciles.

Escolares (niños entre los 10-12 años. 4to, 5to, 6to grado educación primaria)

Conocimiento, percepción y creencias sobre el tabaco

El conocimiento formal que los escolares poseen del consumo del tabaco proviene de varias fuentes. El principal es la escuela, donde a partir del recientemente eliminado programa DARE (Drug, Abuse, Resist, Education/Educación Preventiva contra el Consumo de Drogas) en mayo de 2019, o sus otras versiones como el programa “Pinta Seguro” que está activo actualmente y que será renovado por un programa que se encuentra en desarrollo por el Ministerio de Educación Pública con el apoyo del Ministerio de Seguridad Pública, que buscan el reducir y prevenir el consumo de tabaco y otras sustancias, por ejemplo, alcohol o marihuana. Adicional a estos esfuerzos, es usual que se impartan charlas y se realizan actividades, en donde se les ofrece a los niños, datos generales de las implicaciones que tiene el consumir este tipo de sustancias.

Paralelamente, los padres de familia no solo imponen restricciones acerca del consumo del tabaco durante esta etapa, sino que además se limita la interacción con otras personas (incluso niños) que puedan estar asociados a este tipo de sustancias, ya que son considerados malas influencias.  Por su parte, los padres procuran una orientación constante a los niños, ofreciendo información acerca de que el hábito del tabaquismo perjudica la salud.

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La percepción que se tiene del tabaco en general es negativa, se asocia con algo malo, que afecta en principio la salud al provocar cáncer, destruir los pulmones, acortar la vida de las personas y finalmente provocar la muerte. Además, hay un detrimento de la imagen de la persona que fuma, ya que se le caracteriza como un desconocido que puede ocasionar un daño, incluso a nivel físico o verbal, y por ello despierta una reacción de miedo o temor en los niños. El fumado también se relaciona con la contaminación del ambiente, un elemento muy presente en este segmento poblacional, no solo por el humo y mal olor que genera, sino por la basura producida por los fumadores, al tirar las colillas al suelo.

“…contamina el medio ambiente… y a los animales, no es bueno fumar” [WS320357]

Respecto a las creencias que poseen los escolares acerca del tabaco, se señala que éste resulta en un factor limitante, específicamente porque se expresa una relación directa de dicha sustancia con el hecho de no poder realizar las metas, sueños y aspiraciones que tienen esos niños, si se llega a consumir tabaco. Se transmite una idea general de fracaso o despido laboral, alejamiento y decepción de parte de los padres, caída en la delincuencia, indigencia o consumo de otras drogas, si se llega a adquirir la adicción al tabaco.

“porque esto me va a llevar a muchos problemas,…si fumo, toda mi vida…, no voy a poder tener trabajo, voy a estar en la calle como indigente” [WS320367]

Hábitos sobre el tabaco. [escolares fumadores o Fumadores pasivos]

En general, a partir de la población consultada, se obtiene que el nivel de consumo directo de tabaco entre los escolares es inexistente. Algunos de los niños que son o fueron fumadores pasivos, expuestos al cigarrillo por parte de familiares, por ejemplo sus padres, tíos, abuelos. No obstante, hasta el momento esto no ha generado la disposición o deseo para fumar, sino un rechazo hacia el mismo.

DRIVERs o detonantes ANTE EL ACCESO AL TABACO [escolares fumadores]

Cabe resaltar el caso particular de una niña de 12 años de la zona de Puntarenas, quien sí fue fumadora activa por alrededor de un año, entre los 10 y 11 años. Al indagar en su contexto familiar y social, se tiene una historia de vida determinada por una madre consumidora de diversas drogas, entre ellas el cigarro, además de un círculo social (su barrio), donde la mayoría de personas incluyendo sus amigos fumaban.

Para este caso en particular, se dio una interiorización del tabaco como norma, es decir como un elemento popular o común, una actividad realizada con libertad por todos y que formaba parte de sistema de socialización de los niños, donde el fumado se convierte en un elemento aprendido, aceptado y reproducido, lo cual da como resultado el practicar el fumado a partir de un factor de afinidad. Así mismo, no había regulación o restricciones en el núcleo familiar, más sí un ejemplo de consumo que es seguido por ella. El consumo de tabaco por esta niña era de unos nueve cigarros por semana, durante las reuniones con sus amigos en un lugar específico, el puente.

Colegiales (Adolescentes entre los 14 y 18 años. 8vo, 9no, 10mo año de educación diversificada).

Conocimiento, percepción y creencias sobre el tabaco

Para el segmento poblacional de los adolescentes colegiales, el conocimiento acerca del consumo del tabaco supera el ámbito formal producto del bagaje adquirido desde la niñez y se vuelve un elemento práctico y real, al cual se ven expuestos de manera directa y en asociación al contexto social en el que se empiezan a desenvolver. Sin embargo, aún se realizan iniciativas a nivel de centros educativos, entre los que se pueden mencionar programa “El cole sos vos, el cole soy yo” implementado en sétimos y octavos años, luego de que DARE dejara de funcionar, o también las charlas y conferencias que se imparten sobre temas relacionados con el consumo de sustancias.

Por otra parte, fue frecuente escuchar que en los hogares se les da mayores libertades para salir, asistir a eventos grupales como fiestas o reuniones de amigos y se deja en ellos la toma de decisiones sobre sus acciones, permitiendo una interacción con el uso de diversas sustancias, tales como el tabaco, alcohol o la marihuana.

Este segmento poblacional registra una percepción dividida del tabaco, identificándose tres posiciones. La primera, señalada por no fumadores o fumadores pasivos, es una postura imparcial hacia el tabaco -no les parece positivo ni negativo-, ya que apelan a la libertad de decisión de cada persona si desea o no fumar de manera habitual. Hay un distanciamiento del adolescente de la acción del fumado, derivado de la posición de que como él no es quien lo hace, entonces no le afecta.

Segundo, la tendencia hacia una percepción negativa del tabaco por parte de los no fumadores o fumados pasivos, producto del bagaje -temas relacionados con enseñanzas educativas y de los padres- adquirido a nivel formal, y de la exposición que han tenido con esta sustancia. Se trata de opiniones como, que la experiencia les pareció desagradable en cuanto a sabor, sensación, olor, efectos (malestar estomacal, mareos, tos). Además, resaltan las consecuencias del cigarro para la salud física y mental, la afectación a la apariencia; ya que se asocia al fumador con una persona desaseada, desaliñada, físicamente desagradable (dientes amarillos, manos y uñas afectadas) y con un mal olor. Además, se considera que el tabaco no aporta ningún beneficio a nivel de sensaciones (no produce o estimula algo) pero sí causa daños importantes a diversos niveles (incluso la muerte), de ahí la actual preferencia de otras drogas como la marihuana.

Finalmente, la percepción del tabaco de los adolescentes colegiales fumadores, la cual hasta cierto punto es positiva, tiene una correlación directa con el consumo frecuente u ocasional del cigarro. En este sentido, el tabaco es considerado como algo normal, una droga legal, ya sea porque se repite el patrón encontrado con la escolar fumadora, donde el contexto familiar y social inmediato ha estado plasmado de un consumo generalizado del cigarro, y por ende se interioriza como una conducta aprendida y reproducida, o porque el fumado es practicado a nivel social durante las reuniones o fiestas en las que se participa, y no se considera que sea dañino en bajas cantidades.

Respecto a las creencias que poseen los adolescentes del tabaco, también hay dos posturas diferenciadas. La primera, que asocia el cigarro con aspectos negativos, por ejemplo al considerarlo como un obstáculo para la vida futura, en la cual las expectativas que se tenían (personales y profesionales) pueden verse truncadas por el consumo de esta sustancia. Aquí también se mencionan aspectos como desempleo, aislamiento social, exclusión, relación con actividades ilícitas como el robo y el daño al medio ambiente.

“…nunca va a terminar bien, en un momento una persona te va a decir pruebe el primero y al dar el primer pestañeo va a estar uno en un barrio malo, van a haber personas asaltando a lo lejos, va a estar usted sentado en una esquina con la ropa rota, lastimado, dañado física y mentalmente, con el cigarrillo en mano” [WS320359]

“…las drogas no dejan nada en la vida, le hacen a uno perder los seres queridos” [WS320362]

Por otro parte, están las creencias aprendidas, ya que las han escuchado de fumadores u otras personas, que posicionan al tabaco como un elemento que ayuda con el estrés, la ansiedad, como mecanismo de escape de los problemas, medio de desahogo, relajante, e incluso que ayuda en el llamado “bajonazo”, el cual consiste en fumar para bajar el nivel de alcohol que se tiene, y de esta forma tener la posibilidad de continuar tomando.

“a como me dijo el amigo, si ya usted tiene sus tragos en la cabeza, se fuma uno y se le baja, para que vuelva a seguir tomando” [WS320396]

Hábitos sobre el tabaco. [COLEGIALES fumadores, NO FUMADOREs que lo han probado]

Entre los adolescentes colegiales, el consumo del tabaco es una actividad innegablemente social. La totalidad de la población indicó que, ya sea la prueba o el consumo ocasional-habitual se hace en presencia de amigos, en contextos de reuniones o en fiestas. No es algo que se hace estando solo/a sino que posee una connotación colectiva, incluso al punto de que algunos de los informantes se autodenominaron como “fumadores sociales”.

DRIVERs o detonantes ANTE EL ACCESO AL TABACO [COLEGIALES fumadores, NO FUMADORES Y Fumadores pasivos]

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Es constante la admisión sobre el haber probado el cigarro al menos una vez, a partir de diversos motivos, que enumerados según importancia son: la curiosidad por experimentar algo nuevo, el saber qué se sentía, el tratar de comprender por qué otros fuman, el corroborar información que escucharon de otras personas, iniciativa propia y la necesidad de encajar o por presión social. Un aspecto importante acerca de este último punto, es el cambio que se ha dado en este sentido en los últimos años, ya que, si bien el fumar es una actividad colectiva entre los adolescentes, la influencia que se ejerce por parte de terceros para realizarlo, proviene principalmente de conocidos y no de amigos, lo cual permite expresar abiertamente el rechazo o negación hacia consumir tabaco. Por ello, actualmente los adolescentes colegiales no perciben dicha presión social como una razón importante para fumar.

La exposición al tabaco por parte de los adolescentes colegiales, en la mayoría de los casos tuvo como resultado el abandono del fumado como una actividad habitual, por lo cual, el consumo del cigarro como tal entre la población consultada es bastante bajo. Como base en lo anterior, uno de los principales hallazgos del estudio es que la percepción y creencias negativas que actualmente los adolescentes han construido acerca del tabaco, le ha dado una connotación de actividad socialmente mal vista, por lo cual se convierte en causante de exclusión o aislamiento del fumador, con respecto a su grupo social.

“porque también está como entre nosotros mal visto que fume tabaco” [WS320422]

Esto último es producto de que se relacione al tabaco con la separación familiar y de amigos, delincuencia (robo), indigencia, afectación a la apariencia (persona desaseada, desaliñada, con mal olor), afectación al futuro laboral (despido o negación de acceso a trabajar), adicción, daño severo a la salud física y mental, egoísmo (al no considerar cómo se afecta a otros) y finalmente al hecho de que el tabaco no altera la percepción como sí lo hace la marihuana. Es decir, el tabaco se convirtió en una sustancia que le aporta nada al que lo consume, pero sí provoca múltiples y serios problemas a nivel personal y social.